Olvidémonos de ser turistas nació como deseo de la directora Gabriela Izcovich y la actriz catalana Lina Lambert de volver a trabajar juntas. Esta vez en una nueva obra, escrita especialmente para la ocasión por el dramaturgo Josep María Miró, y con una producción compartida por Barcelona, Madrid y Buenos Aires. La pieza tuvo su desembarco en este suelo el pasado del 4 al 6 de octubre en el Centro Cultural 25 de Mayo, luego de haber pasado por la barcelonesa Sala Beckett y por el Teatro Español de Madrid. La historia tiene como protagonista a una pareja de turistas, Carmen y Enrique, que se encuentran de vacaciones en la zona brasileña de la Triple Frontera. La cercanía y el misterio de un joven de 24 años los llevará a atravesar varios pueblos del norte argentino en busca de un tesoro afectivo especial. No es la primera vez que una obra de Miró arriba a Buenos Aires. Es un dramaturgo reconocido en nuestro país por la forma singular en que delinea personajes ambiguos, intrigantes y de una humanidad carente de estereotipos y máscaras. Al igual que en sus obras anteriores El principio de Arquímedes y Nerium Park, aquí Miró va hilvanando la historia capa por capa (como si fuese una cebolla) hasta llegar a la raíz dramática en la que tanto sus personajes como los espectadores se ven sumergidos. La pareja protagónica es interpretada por Lambert y el actor madrileño Pablo Viña. Ambos construyen de manera admirable a dos seres que están en distinta sintonía pero con la capacidad necesaria para amarse aun en tierras lejanas a su hogar y en medio de extraños, representados por los actores argentinos Eugenia Alonso y Esteban Meloni. Ella crea cuatro personajes bien disímiles, desde una guía turística llena de inquietudes hasta “Tía”, una mujer que ofrece refugio a los que se hallan perdidos. Alonso posee versatilidad y calidez. Por su parte, Meloni resulta correcto en su triple interpretación. Acostumbrada a apoyar su trabajo principalmente en la dirección de actores, Izcovich creó una puesta despojada. La escenografía del catalán Enric Planas, compuesta por pocos elementos, se completa con una pantalla en la que se proyectan fotografías alusivas a las tierras argentinas.