Sobre el escenario del teatro Picadero, otro más pequeño se encuentra montado: con cortinas rojo sangre y una pequeña escenografía que nos remonta tiempo atrás, a comienzos del siglo 20, cuando eran frecuentes en Buenos Aires los bares con “atracciones”. Por aquel entonces, los hombres se juntaban a beber y escuchar a las Orquestas de señoritas, un grupo de mujeres bellas y jóvenes que mientras tocaban ciertos instrumentos, se movían al son de la música que ejecutaban. Ahora bien, lo cierto era que estas sensuales mujeres tenían que ser además , expertas en el arte de la simulación, pues los hombres debían creer que eran ellas las que tocaban esos instrumentos, y no “las feas", “las marginadas", artistas reales pero no bellas, que se encontraban escondidas detrás de los telones o en un foso, hacia donde la actriz habla cuando aparece en escena, en donde un intérprete en vivo la acompaña con su música. Ella ha logrado estar sobre el escenario principal, y desde allí nos contará su historia.
Luciana Dulitzky, a cargo de este unipersonal dirigido por Paula Ransenberg y escrito por Mauricio Kartun, es la encargada de hacernos testigos de su relato, cargado de un humor que a veces incomoda, en donde la soledad, la tristeza, y la indiferencia tienen roles protagonistas. Con un texto tan sólido como poético, Dulitzky logra crear un clima de intimidad, y nos lleva en el tiempo a aquel Buenos Aires en donde la apariencia lo era todo (¿lo sigue siendo?), donde las mujeres eran deseadas solamente por su apariencia y no por aquello que eran capaces de generar más allá de lo visual. Las reflexiones de esta fea, por más que sean de otra época, pueden pensarse también en nuestro presente, por más lamentable que esto resulte.
Dulitzky le imprime a su personaje matices, tonalidades, y expresiones que dan cuenta de su capacidad de transmitir. Más allá del tamaño de la sala, uno puede sentirse tan cercano a ella y su relato que resulta difícil no emocionarse con lo que le pasa a esta mujer que da placer a través de su música, pero que no recibe lo mismo a cambio.
Con un equipo artístico de primer nivel , y elementos técnicos al servicio del lucimiento del relato, “La suerte de la fea” es de esas obras que se vuelven necesarias en la cartelera de nuestro teatro comercial, tan cargado de brillo y caras famosas.
Actuación, dirección y dramaturgia en un combo imperdible: 100% recomendable para los amantes del buen teatro.