¿Cuánto decimos de todo lo que pensamos? Con un concepto interesante, el dramaturgo francés Florian Zeller (autor de la maravillosa y emotiva El padre) juega a lo largo de toda la pieza, con la posibilidad que los espectadores puedan escuchar los pensamientos de los personajes, mientras vemos que la mayoría de las veces, lo que dicen no se condice con aquello que piensan. En la pieza un matrimonio invita a un amigo de toda la vida -recientemente divorciado- a cenar, el cual estará acompañado por su nueva, y joven, novia. A lo largo de la velada, podremos escuchar qué es lo que realmente opina cada uno, en un juego plagado de engaños, encubrimientos, mentiras, hipocresías y prejuicios. Zeller es un hábil autor, y utiliza aquí el humor para poner una crítica importante en la comunicación, y las falsedades que se dan por ¨quedar bien¨, o ser condescendiente, sin importar si uno es fiel a sí mismo, o a aquello que quiere y busca. Con una introducción que se extiende por demás, la obra empieza realmente con la llegada de los amigos, y es ahí, en los cruces, en lo que se dice y lo que no se dice, que se generan los momentos de mayor comicidad, que no deja de crecer hasta el final de la obra. La dirección de Marcos Carnevale es eficaz y con muy buen timing, y centra su trabajo en el lucimiento de los cuatro intérpretes quienes realizan una destacada tarea, que cuenta con desopilantes actuaciones de Gabriel Goity y Carola Reyna, y muy buenos trabajos de Carlos Santamaría y Muni Seligmann. Sin filtro cuenta con un gran cuarteto actoral en una comedia vertiginosa y refrescante. Para disfrutar y dejar los pensamientos de lado.