El director de vasta trayectoria, Ricky Pashkus, vuelve a subir a escena el musical del off BroadwayTe quiero, sos perfecto, cambiá. En su tercera temporada en Buenos Aires, la comedia se presenta en el Teatro Astral con el protocolo vigente. Firma de declaración jurada, toma de temperatura y puesta de alcohol en gel son los pasos previos antes del entretenimiento y el disfrute.
La pieza muestra los distintos momentos y las etapas de la vida en pareja, desde la primera cita, pasando por los hijos y las separaciones, hasta el amor en la edad avanzada. Toda la obra está contada a través de sketches, la mayoría hilarantes, combinados con cuadros musicales. El libro y las letras son de Joe DiPietro, la música de Jimmy Roberts, la versión en castellano es de Pashkus y la acertada adaptación de canciones es de Gonzalo Demaría (autor de Happyland, entre otras piezas). Las diversas situaciones amorosas que se suceden están sostenidas de manera impecable por cuatro intérpretes experimentados: Laura Oliva, Flor Otero, Roberto Peloni y Agustín Sullivan. Oliva, comediante innata, puede robarle carcajadas al público y también algunas lágrimas con su monólogo sobre “el amor después del amor”. Otero, versátil y dueña de una voz angelical, demuestra una vez más todo su talento. Peloni, con su valiosa presencia escénica, confirma que es uno de los más sobresalientes intérpretes del musical argentino. Sullivan, con su frescura y su calidad vocal, está a la altura de las circunstancias. Gaspar Scabuzzo es el director musical, además de tocar el piano en vivo. Está acompañado únicamente por la violinista Valeria Matsuda, quien se destaca en un cuadro que comparte con Otero. Tanto la escenografía, a cargo de José Ponce Aragón, y el vestuario, de Alejandra Robotti, son eficaces en la puesta en escena. Te quiero, sos perfecto, cambiá es una propuesta para ver en pareja o con amigos, una hora y media donde uno se puede deleitar con las actuaciones y reírse hasta llorar.
Candelaria Monzón En Facebook y Twitter: Cande Monzón